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"Flores fúnebres" (花葬列, Hana sōretsu) es el capítulo número 23 de The Lost Canvas, ubicado en el Volumen 3 de la obra, puesto a la venta el 8 de mayo de 2007.

Sinopsis[]

Todos lo miran avanzar, el santo de Piscis no se detendrá aun cuando su cuerpo está roto y la sangre no deja de caer, jamás se detendrá porque el aún, puede luchar. Sus heridas son fatales, se coloca la rosa roja que llevaba en la boca y se pone frente a su enemigo. La cara de Minos refleja la incredulidad pero sobre toda es una seriedad aplastante la que predomina. Recuerda haber escuchado todos los huesos de Albafica romperse después de ser apabullado por su Cosmic Marionation y se pregunta cómo es que puede llegar hasta tal punto. El Juez cambia de actitud a una más relajada y con un tono burlón le dice al maltrecho santo de Piscis que no pensaba que siguiera con vida, que hubiera sido mejor haberse dejado marchitar porque sin importar las veces que lo intente no podrá nada contra él ya que es muy débil y no resistiría ver su belleza estropearse llenándola de barro y sangre. El Juez está confiado, no ve una amenaza con el retorno de Albafica y con gran soberbia le dice que si se rinde ahora, lo dejará partir. Las miradas de ambos se cruzan, por una lado la confianza absoluta y por el otro la desesperación del guerrero. Shion de Aries presencia la escena desde atrás sin entrometerse en la pelea con la pequeña niña asustada a su lado. El silencio se rompe, Piscis toma le dice a al Juez con algo de pena, que toda su vida vivió solo a causa del peligro que representa, que vivió sin importarle mucho lo que son los criterios entre la belleza y la fealdad, pero escuchar hablar de su belleza de su boca suena como un insulto para sus oídos que no tiene derecho a juzgarlo porque no conoce nada sobre él, ni su poder ni si cosmos ni su manera de vivir. La tensión invade el lugar, el ofendido guerrero le lanza una mirada de cólera y se alista a atacar.

Minos lo reta a que le demuestre todo lo que dijo para comprobar si la verdad está de su lado o el de él. El cosmos comienza a crecer rápidamente, la sangre de todas sus heridas comienza a elevarse hacia e cielo. Crimson Thorn se dispara una vez más con una potencia mayor a las anteriores, esta vez la sangre se transforma al instante en grandes agujas rojas que se abalanzan contra su enemigo a una gran velocidad. La cantidad y la presión son enormes, está vez Albafica ha utilizado toda la sangre de su cuerpo para intensificar la fuerza y la duración de su técnica pero Minos se envuelve en las alas de su armadura y logra protegerse por segunda ocasión. El ataque es devastador y la presión no deja de aumentar, la sangre se comienza a agotar llevando a Piscis hasta sus límites. El ataque termina dejando agujas rojas clavadas por doquier pero estas no ha surtido efecto alguno en su enemigo que procede a burlarse diciendo que ese ataque es ineficaz contra él. Es el fin, Albafica lo ha dado todo y ya no puede más, los huesos rotos y su cuerpo sin sangre lo han dejado sin fuerzas y moribundo; arrodillado y con la mirada vacía. Minos extiende sus alas y se mofa de él diciéndole que tanto su cuerpo como su espíritu están fatigados y que ha llegado la hora de que muera. Luego voltea hacia Aries y le pregunta si ahora es su turno de de ser sacrificado. Shion le responde con mucha frialdad que es inútil enfrentarse a un adversario que ya ha sido derrotado y que mejor se fije en lo que tiene en el pecho.

La sangre empieza a brotar de la boca del Juez y con asombro ve la rosa roja que llevaba Albafica en su boca, clavada en su corazón. La rosa blanca teñida con la sangre envenenada de Piscis ha mordido el corazón de Minos y empieza a absorberle toda su sangre mientras que el veneno que esta llevaba lo empieza a debilitar. La última de las estrategias que puso el caballero dorado de Piscis ha funcionado, Crimson Thorn fue un señuelo para engañar al Juez quien recibió la rosa blanca teñida de sangre envenenada sin darse cuenta. El Juez ha pagado el precio de su orgullo y asume lo que acaba de pasar. El veneno sigue surtiendo efecto y Minos estalla en furia diciendo que no va a morir por una simple flor o algunas gotas de veneno y que los caballeros de Athena son unos estúpidos en creerlo. Su cosmos se eleva rápidamente a pesar de sentir su cuerpo pesado y decidido en acabar con todos, expulsa todo el poder que le queda lanzado un Gigantic Feathers Flap. El estallido del torbellino es espectacular y se concentra en toda la zona para destruir todo a su paso, pero para su asombro su ataque es detenido.

Un campo de energía transparente envuelve a Minos encerrándolo en una gigantesca prisión con forma de cubo. Una de las técnicas especiales de Shion de Aries: Crystal Wall, un muro de cristal impenetrable que regresa los ataques de los enemigos. La técnica del Juez ha sido contenida y Shion aprovecha para decirle que Albafica arriesgó su vida por ese pueblo y no dejará que lo destruya. Minos lo maldice y cae de rodillas agonizando. La sangre brota por su boca, el veneno ha hecho añicos sus órganos y la rosa blanca camuflada ha mordido su corazón y ha terminado de absorber toda su sangre. Lanzándole una última mirada de angustia y odio a sus enemigos, cae muerto con sonido seco.

Pétalos de rosas empiezan a caer del cielo como lluvia, acariciando los cuerpos de ambos guerreros. Shion de Aries corre rápidamente al encuentro de Albafica quien está arrodillado contemplando el firmamento. Este le pide que no se le acerque y mira los pétalos caer. Son los mismos que Minos mandó a volar momentos antes y se pregunta si todavía tendrán su perfume. Albafica pasó casi toda su vida en medio de esas rosas envenenadas pero por primera vez se detiene a contemplar su belleza. Con una sonrisa en la boca muere el valiente guerrero y santo de Piscis, entre un mar de pétalos rojos que lo arropan al caer.

Personajes[]

Técnicas[]

Lugares[]

Fuente[]

Blog de Saint Seiya: The Lost Canvas 23

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